Para nadie es un secreto que Bitcoin no es nada amigable con el medio ambiente. La criptomoneda madre impacta de manera más fuerte que cualquier otra. Esto ocurre desde su creación que se denomina bitcoin mining, y que usa más energía que cientos de países. De esta manera, la huella de carbono de Bitcoin actualmente es más grande que la de Suiza. Y el panorama será peor, pues a medida que su popularidad aumente, también lo hará su impacto ambiental.
La minería de Bitcoin gana en la actualidad, cerca de USD $ 5 mil millones por año. Pero se necesitan más de USD $ 3,6 mil millones para lograr extraer toda la moneda, según el índice de consumo de energía. Por ejemplo, la extracción de más Bitcoin produce mayores emisiones de dióxido de carbono que conducir un Lamborghini.
Al ser una moneda descentralizada, el Bitcoin solo puede ser creada por medio de la minería. Para ejecutarla es necesario el uso de un software específico para resolver problemas matemáticos complejos. Cuanto más rápido solucione este problema correctamente, más bitcoins recibirá el minero.
La cantidad de emisión de dióxido de carbono por parte de Bitcoin es realmente alta. Una transacción de esta requiere 922 kWh, que representa de manera aproximada, la cantidad de energía necesaria para alimentar 31,16 casas diariamente. Por tanto, se generan unos 451,72 kg de dióxido de carbono por transacción, sumando anualmente unas 35.830 kilo toneladas. Esta gran cifra supera la cantidad de toneladas anuales de Suiza, que según el Banco Mundial produce por año 35.306.
Siendo así, a medida que el precio del Bitcoin aumente, los beneficios de su explotación serán mejores. Por tanto, los mineros contaminarán más con el fin de obtener mayores ingresos del Bitcoin. Sin duda alguna, llegará el momento en que todas estas actividades tendrán que ser reguladas desde un enfoque medioambiental.