La moneda se ha mantenido en el rango de los 2930 y 2990 pesos por cada dólar en la última semana alcanzando un nivel de estabilidad positivo para las finanzas nacionales, a pesar de las proyecciones de devaluación que habían realizado varios expertos.
El peso había superado la barrera de los 3000 pesos por dólar a mediados de agosto, debido a diversos factores nacionales e internacionales, creando incertidumbre frente a las consecuencias a corto y mediano plazo. Colombia es un país con un endeudamiento relativamente alto por lo cual la devaluación de la moneda puede crear condiciones deficitarias en el presupuesto nacional y en la cuenta de capital.
En general, la economía colombiana está pasando por su mejor momento desde 2014 cuando la caída de los precios del petróleo causó una devaluación del 30% afectando la capacidad importadora del país y la financiación del presupuesto público.
Sin embargo, el alza en las tasas de interés en Estados Unidos desde la llegada del gobierno de Donald Trump está ocasionando que gran parte de los capitales invertidos en el país estén migrando de vuelta al país norteamericano. La Inversión Extranjera Directa ha descendido de 913 a 546 millones de dólares desde marzo, mientras han salido 299 millones en Inversión de Portafolio.
Otro factor relevante que podría afectar la economía colombiana es la crisis en los países emergentes, influenciados también por la fuga de capitales hacia Estados Unidos. Argentina ha tenido una devaluación más del 60% en el último año, al igual que Turquía, quien pasó a pagar 3.8 liras por dólar a 6.3 en sólo un año.
Según Bloomberg, Colombia es la tercera economía emergente más vulnerable a una crisis como las ocurridas en Turquía y Argentina, debido a la dependencia en el financiamiento externo y el creciente déficit en la balanza comercial.
Aún no es claro cuánto podrá resistir la economía colombiana las presiones externas que desencadenaron la devaluación inicial a inicios de mes. El presidente Iván Duque y su gabinete tienen el reto de mantener el déficit público bajo y aumentar la capacidad exportadora del país, lo cual podría hacer al país más resistente a crisis internacionales y menos dependiente del petróleo y al préstamos de dólares en el mercado internacional.